Has decidido ayudar a los demás. Un grupo de mujeres está ordenando en filas los cuerpos heridos. Te agachas sobre uno. Es un niño de unos diez años. Le brota sangre de una ceja. Abres el maletín. Coges un algodón y lo empapas en alcohol. No sabes muy bien cómo hacer nada, pero tienes que ayudar. Acercas el algodón hacia su ceja. Justo en ese momento una señora regordeta y cubierta de polvo se te acerca, y te dice:
- Joven, allí hay un grupo de hombre que le reclama.
Tú miras con recelo. Un grupo de hombres está discutiendo al otro lado de la playa. No quieres ir, pero la mujer no parece que vaya a desistir.
- Joven, allí hay un grupo de hombre que le reclama.
Tú miras con recelo. Un grupo de hombres está discutiendo al otro lado de la playa. No quieres ir, pero la mujer no parece que vaya a desistir.
- No te preocupes, yo me ocuparé.