VUELVES AL AVIÓN


Jamás pensaste que un amasijo de hierros, que es en lo que se ha convertido el avión, pudiera revolverte las tripas. Comienzas a ver las cosas borrosas, sientes que tu cara se ha quedado blanca y te tiemblan las piernas. Apenas puedes abrir la boca para saber cómo le está yendo a Kate. Te sientas en un asiento que ha quedado medio entero. Solo escuchas los susurros de Kate , la deseparación del resto de pasajeros. Bajas la cabeza con los ojos cerrados para intentar recobrar la normalidad.
Parece que ya estas mejor así que te dispones a ayudar a Kate, abres lo ojos y ves algo brillando en el suelo entre tus pies. Es el reloj del padre de Kate. Parece de oro y bastante caro.