- Esta es su cesta, yo mismo lo metí en casa. Él no quería, los perros son muy listos, si él no quería entrar era por algo...
- No te preocupes, si no está por aquí quiere decir que puede estar vivo, ¿acaso ves su cuerpo por algún lado?
- Tienes razón, tienes razón... seguro que está bien.
Hugo empieza a llorar, la verdad que impresiona ver llorar a una persona tan grande como él.
Le colocas la mano sobre el hombro mientras esperas a que se clame. Cuando parece que ya ha dejado de llorar le sugieres ir a buscar fuera del avión. Hugo acepta.